El error del terapeuta que intelectualiza: recuperar el componente emocional en TREC

“Asumo mi parte de responsabilidad, pero no puedo cargar con lo que estaba fuera de mi control. Aprenderé de lo que pasó sin culparme por todo.”

Datos del Autor: Ps. Paolo Antonio Castillo Mendizábal (C.Ps.C. N°62446, ORCID ID: 0009-0003-1104-7058) Psicólogo peruano especializado en psicología criminal y clínica, con una destacada trayectoria académica.  Contacto: +51962707026. CV Clínico y CV Forense

Una de las mayores confusiones en el trabajo cognitivo-conductual ocurre en el momento de identificar las creencias irracionales del paciente. Aunque la Terapia Racional Emotiva Conductual (TREC) proporciona un marco sólido para este proceso, en la práctica clínica muchos terapeutas subestiman su complejidad. El resultado es un trabajo superficial que modifica pensamientos automáticos, pero deja intacto el sistema de creencias que sostiene la perturbación emocional.

Lo que suele llamarse “resistencia del paciente” es, en realidad, una falla del terapeuta para formular adecuadamente las creencias centrales. Si el terapeuta trabaja solo con cogniciones observables pero no con las premisas profundas del paciente, la intervención pierde poder transformador. La TREC no es únicamente debate filosófico o reestructuración cognitiva; es un proceso de identificación y modificación profunda de creencias absolutistas, rígidas y demandantes.

Este artículo analiza, desde una perspectiva clínica avanzada, por qué la identificación de creencias irracionales es el verdadero punto ciego de muchos terapeutas cognitivos y ofrece herramientas específicas para mejorar este proceso.


1. ¿Por qué los terapeutas cognitivos identifican mal las creencias irracionales?

Aunque parezca sencillo reconocer una creencia irracional cuando se la ve, en la práctica clínica no es tan evidente. El terapeuta suele escuchar al paciente narrar su problema, identifica pensamientos automáticos, interpreta distorsiones y asume que ha arribado a la raíz cognitiva. Pero la TREC señala que la cognición profunda rara vez es explícita; suele estar oculta detrás de capas de justificación, lenguaje emocional y conductas disfuncionales.

La dificultad se debe, primero, a la tendencia del terapeuta a trabajar “desde la superficie” porque es más cómodo y rápido. Los pensamientos automáticos son fáciles de identificar, y cuando el paciente muestra alivio momentáneo, el terapeuta puede creer que el trabajo está hecho. Sin embargo, este alivio es frágil porque la base irracional sigue intacta.

En segundo lugar, muchos terapeutas confunden descripción del problema con creencia irracional. Por ejemplo, frases como “no tolero esto”, “esto es terrible” o “soy un fracaso” no necesariamente expresan la creencia profunda. Son manifestaciones emocionales que requieren profundización.

El tercer motivo es que varios terapeutas no diferencian adecuadamente entre demandas (“debo”, “tengo que”, “necesito que”), evaluaciones globales de valor personal (“soy inútil”, “ellos son despreciables”) y baja tolerancia a la frustración (“esto no debería ser tan difícil”, “no puedo soportarlo”). La TREC exige identificar el tipo exacto de creencia para intervenir con precisión, pero esto rara vez se hace sistemáticamente.


2. Las creencias irracionales no se expresan literalmente: la trampa del lenguaje clínico

Un error común es esperar que el paciente diga directamente su creencia irracional. La mayoría de las personas no verbaliza sus creencias en forma de demandas absolutas; estas se esconden detrás de expresiones coloquiales, emociones intensas o narrativas cargadas de dolor.

Por ejemplo:

  • “Me molesta que no me respondan rápido” puede ocultar:
    “Ellos deben responderme rápido, porque lo merezco; si no lo hacen, no lo soporto.”
  • “Me siento aplastado por mis responsabilidades” puede esconder:
    “Nunca debería sentir presión, y si la siento significa que no valgo.”
  • “Tengo miedo de equivocarme en el trabajo” puede reflejar:
    “Debo hacerlo perfecto siempre; si cometo un error, soy un fracaso total.”

La clave clínica es escuchar lo que el paciente expresa emocionalmente, no solo lo que dice verbalmente. Las emociones intensas revelan la presencia de exigencias absolutas.


3. El sesgo del terapeuta: interpretar desde sus propias creencias irracionales

Muchos terapeutas creen que ya conocen la creencia porque suenan “obvias”: exigencias de aprobación, perfeccionismo, intolerancia a la frustración. Pero este supuesto conocimiento puede convertirse en un sesgo: el terapeuta empieza a forzar interpretaciones sin verificar genuinamente la estructura cognitiva del paciente.

Un terapeuta perfeccionista podrá ver perfeccionismo en todas partes.
Un terapeuta con exigencia de justicia interpretará injusticias donde el paciente vive fragilidad.
Un terapeuta altamente racional puede subestimar emociones difíciles.

Por eso, la identificación de creencias irracionales requiere autoconciencia del terapeuta, no solo escucha clínica.


4. La reconstrucción racional: el ABC como mapa y no como técnica mecánica

En TREC, el ABC se ha simplificado tanto en cursos básicos que muchos terapeutas lo aplican de forma mecánica. Sin embargo, su propósito es revelar cómo el paciente interpreta el evento, no solo clasificar pensamientos.

Excluir el componente emocional del análisis empobrece el proceso.
El terapeuta debe explorar:

  • ¿Qué sentimiento aparece ante la situación?
  • ¿Qué creencia sostiene ese sentimiento?
  • ¿Qué exigencia irracional se activa?
  • ¿Qué evaluación global se dispara?
  • ¿Qué suposición catastrófica está implícita?

Cuando se usa correctamente, el ABC permite descubrir creencias que el paciente nunca había formulado.


5. Profundizar sin invadir: la habilidad clínica para explorar creencias

Identificar creencias irracionales no significa imponérselas al paciente. Requiere preguntas abiertas, secuenciales y estratégicas que permitan al paciente descubrir su propio marco interno.

Preguntas útiles para profundizar:

  • “¿Qué significa para ti que eso haya pasado?”
  • “¿Qué debería haber ocurrido en su lugar?”
  • “¿Qué sería intolerable para ti en esta situación?”
  • “¿Qué dice esto sobre ti como persona?”
  • “¿Qué esperas de los demás en estas circunstancias?”

Estas preguntas ayudan a revelar demandas absolutistas y evaluaciones globales que sostienen la perturbación emocional.


6. La emoción como brújula clínica: detectar irracionalidad a través del afecto

Las creencias irracionales casi siempre producen:

  1. emociones intensas desproporcionadas,
  2. incapacidad para adaptarse al malestar,
  3. rabia extrema, vergüenza, culpa tóxica o ansiedad paralizante.

Cuando la emoción es demasiado fuerte para la situación, el terapeuta debe sospechar de la presencia de una creencia irracional profunda.

La intensidad emocional es el indicador principal de:

  • exigencias absolutistas,
  • baja tolerancia a la frustración,
  • evaluaciones globales extremas.

La TREC no busca invalidar la emoción, sino comprenderla como cristalización de una filosofía subyacente.


7. Cómo diferenciar pensamientos automáticos de creencias irracionales

Otro error frecuente es trabajar solo con el contenido superficial. Los pensamientos automáticos son síntomas, no causas. Las creencias irracionales, por el contrario, son estructuras filosóficas que organizan la experiencia emocional.

Ejemplo:

  • Pensamiento automático: “Me va a salir mal”.
  • Creencia irracional: “Debo hacerlo bien siempre; si no, soy un fracaso completo”.

El terapeuta debe ayudar al paciente a conectar ambos niveles, mostrando cómo el pensamiento deriva de la filosofía absoluta.


8. Tipologías de creencias irracionales: precisión clínica para intervenir con mayor impacto

La TREC identifica tres grandes categorías:

1. Demandas absolutistas (musturbation)

Creencias del tipo “debo”, “tengo que”, “necesito que”.

2. Evaluaciones globales (rating)

Valoraciones absolutas sobre uno mismo, los otros o la vida.

3. Baja tolerancia a la frustración (LFT)

Creencias que exageran la incapacidad de soportar malestar.

Identificar en cuál categoría se encuentra la creencia ayuda al terapeuta a dirigir el debate racional con mayor precisión y eficiencia.


9. Ejemplos clínicos avanzados: cuando la creencia irracional está oculta

Un paciente dice:

“Detesto que me ignoren, me da ansiedad.”

Muchos terapeutas se quedan en:
“pienso que me ignoran”.

Pero la creencia profunda suele ser:

  • “Ellos deben atenderme siempre porque yo valgo.”
  • “No soporto que no cumplan mis expectativas.”
  • “Ser ignorado significa que no valgo nada.”

El terapeuta debe guiar al paciente para aflorar estas creencias sin imponerlas.

Otro ejemplo:

“Me siento inútil cuando fallo.”

La creencia no es solo “fallé”, sino:

  • “Debo ser perfecto para sentir que valgo.”
  • “Un fallo me hace un inútil.”
  • “No tolero equivocarme.”

Identificar la creencia correcta cambia toda la intervención.


10. El debate racional profundo: imposible si la creencia está mal identificada

El debate racional no funciona cuando la creencia está mal formulada.
Debatir pensamientos superficiales genera cambios superficiales.
Debatir creencias profundas genera transformación emocional.

Por eso, el éxito de la TREC depende de la precisión cognitiva del terapeuta, no de la voluntad del paciente.


11. Recomendaciones clínicas avanzadas para mejorar la identificación

  • Escuchar emociones más que palabras.
  • Explorar significados implícitos.
  • Evitar interpretar demasiado rápido.
  • Usar preguntas socráticas específicas para TREC.
  • Identificar juicios absolutos sobre el yo.
  • Reconocer sesgos propios del terapeuta.
  • Revisar grabaciones y supervisar práctica clínica.
  • Utilizar modelos filosóficos de Ellis, no solo protocolos cognitivos.

La TREC es una terapia filosófica y emocional; requiere profundidad y precisión.


Conclusión

La identificación de creencias irracionales es el núcleo de la TREC, pero también su punto ciego más frecuente. Muchos terapeutas se quedan en pensamientos automáticos, interpretaciones superficiales o distorsiones cognitivas sin reconocer la estructura filosófica profunda que genera perturbación emocional.

El terapeuta que domina este proceso logra intervenciones más rápidas, profundas y duraderas. El que no lo hace, enfrenta resistencia, recaídas y cambios superficiales.
El desafío no es convencer al paciente, sino ayudarlo a descubrir la raíz filosófica que sostiene su sufrimiento.

La TREC es una terapia poderosa, pero solo en manos de terapeutas capaces de identificar con precisión aquello que realmente debe modificarse: las creencias irracionales.


Bibliografía

  • Ellis, A. (1994). Reason and Emotion in Psychotherapy.
  • Dryden, W. (2009). Rational Emotive Behaviour Therapy.
  • DiGiuseppe, R. (2017). The ABCs of REBT.
  • Ellis & Harper (2000). Cómo controlar su ansiedad.
  • Walen, DiGiuseppe & Dryden (1992). Practical Rational Emotive Behaviour Therapy.
  • Beck, J. (2011). Terapia cognitiva: fundamentos y aplicaciones.

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